Hace a algún tiempo, pasado mis treinta años, hice un viaje a un país de América en donde hay un pueblo costero que siempre quise conocer.
Después de recorrer algunas ciudades, me dirigí a este destino anhelado, pero cuando llegué me di cuenta que no era para mí, que no encajaba.
El pueblo es bonito y sus construcciones de un material peculiar el cual no había visto nunca en persona, sin embargo, no me llenaba…
recorrí sus pocas calles, sus bares, su playa, su artesanía, pero mientras andaba me di cuenta de que algo no andaba bien y luego de pensar un rato concluí dos cosas:
» la primera era que había llegado desfasada en “edad” u “onda” a visitarlo.
» la otra conclusión fue que no era tan lindo como había leído y me habían contado, quizás por lo mismo, porque aquellas personas lo vieron con “otros ojos”.
Ahora al recordar esa experiencia sonrío, porque creo que llegué con 10 años de más, o sea, debería haber ido a los 25, pero en esos años no me alcanzaba el dinero.
Quiero dejar en claro que el problema no es que fuera bohemio o tantos bares o el alcohol por garrafas, sino simplemente creo que yo andaba en busca de otras cosas, quizás tampoco el problema fue la edad si no lo que yo buscaba en ese viaje.
A lo que quiero llegar contándoles esto es que a veces tenemos tantas expectativas de un viaje o de algún lugar que queremos conocer y en ocasiones ese lugar no nos llena del todo.
Sin embargo, quiero dejar en claro que ese pueblo costero igual tiene lo suyo…
Sentarse en su extensa playa, contemplar el mar y el atardecer fue gratificante, un momento que aun guardo en mis recuerdos, una playa larga y prácticamente desierta.
Por otra parte, el resto estaba más preocupado de tomar tragos aprovechando la oferta de algún bar o bailando el reggaetón de turno, que por cierto en ocasiones yo también bailo “ja, ja, ja”
¿Y tú tienes alguna experiencia similar?
¿Has ido algún lugar del cual te arrepientes?
Los Leo!!!!!
Elke Springer