Desde que era una niña, mi amor por los idiomas ya existía, crecí tanto con el danés como con el ruso y cada vez que escuchaba inglés en la televisión intentaba imitarlo.
Mi curiosidad por otras culturas crecía más rápido a medida que me hacía mayor y cada vez que conozco gente de otro país quiero aprender algunas cosas básicas sobre su idioma y cultura.
A la edad de 5 años tuve un pequeño piano de juguete para tocar, el cual se terminó convirtiendo en el comienzo de un camino creativo significativo.
Un día mis padres oyeron que estaba tocando una famosa canción por oído y entraron en la habitación para ver quien tocaba. Tomé clases durante muchos años y mi amor por la música solo creció desde entonces.
Después de la secundaria decidí mudarme a Francia para mejorar mis habilidades lingüísticas de la cual hoy soy fluente. La paciencia, la constancia y el trabajo duro siempre da sus frutos.
Lamentablemente tuve que dejar mi piano durante este tiempo pero estaba agradecida de haber estado en un viaje internacional.
Ahí también descubrí mi amor por los bailes internacionales como la salsa, bachata y kizomba. Qué hermosa forma de reunir gente de todas las nacionalidades – la música es la clave!
Desde que regresé a Dinamarca tuve un reencuentro fantástico con mi piano. Al mismo tiempo me sentí inspirada y conectada con la música de una manera diferente. También comencé a cantar y componer que es en lo que me estoy enfocando más ahora.
También estoy agradecida de haber conocido a personas de diferentes países de América Latina. Chile, Argentina, Guatemala, etc.
Ahora estoy orgullosa cuando puedo reconocer diferentes acentos españoles (por ejemplo el argentino).
Actualmente estoy aprendiendo más español, tratando de practicar cada vez que tengo la oportunidad y quiero ir a América Latina algún día.
Es un continente tan inspirador.
Elena